La intención de mi trabajo es tender un puente entre la figuración y la abstracción para explorar la emoción, la identidad y la complejidad de la experiencia humana. Cada pintura comienza con un instante —una imagen, un recuerdo o un pensamiento— que se despliega de manera intuitiva sobre el lienzo. El color es central en mi proceso, actuando como un lenguaje emocional más preciso que las palabras. La textura, el gesto y las formas simbólicas emergen a medida que la obra evoluciona, creando un equilibrio entre claridad y ambigüedad. Me interesa cómo la pintura puede revelar tanto lo visible como lo oculto, ofreciendo al espectador un espacio de resonancia y reflexión más que una narrativa única y fija.